No vamos a
revelar un gran misterio si decimos que en informática las cosas cambian muy
rápido. Es quizás el área del conocimiento que más rápidamente está
evolucionando en las últimas décadas: la forma en que las cosas se hacían hace
cinco años se suelen considerar ya obsoletas, o como mínimo modificadas de
forma sustancial.
Para que los
trabajadores (y la propia empresa) puedan mantenerse al día, desde la
candidatura de CGT creemos que la formación debe ser parte integral de la
cultura empresarial.
No queremos
olvidarnos, de todas formas, de que aunque la mayoría de los trabajadores de
TCP somos programadores, la formación no debe limitarse exclusivamente a las
competencias de los mismos. De hecho, hay muchas habilidades que han sufrido
cambios profundos en los últimos tiempos y que aplican más específicamente a
puestos no de programadores. Sirvan de ejemplos las metodologías ágiles: sin
una comprensión por parte de los comerciales e incluso de la dirección sobre
las implicaciones de las metodologías ágiles, es imposible que estas se pongan
en práctica. Y cada vez más proyectos demandan estas metodologías.
La formación
debe por tanto ofrecerse a todos los trabajadores y como parte de la cultura
empresarial. Los primeros beneficiados seremos los propios trabajadores. Y no
sólo porque evidentemente nuestro currículo mejorará, seguro que no nos
equivocamos si decimos que casi todos nosotros estamos en informática por
vocación, porque nos gusta nuestro trabajo, y no hay nada más frustrante que
observar cómo vas perdiendo la posibilidad de estar al tanto de las nuevas
tecnologías. Pero es que la empresa también resulta beneficiada. El
conocimiento de cada trabajador es un activo muy importante de la empresa, y
abre nuevas oportunidades de negocio.
Por todo ello,
creemos que la formación debería ser una obligación tanto del trabajador como
de la empresa.
Pero queremos
una formación de calidad. La autoformación no nos parece suficiente. El
desconocimiento de una materia convierte la autoformación en algo poco útil:
porque posiblemente estas aprendiendo algo obsoleto; o centrándote en las
partes no importantes; o menospreciando las partes importantes. Y si encima
esta autoformación se hace fuera del horario laboral es además completamente
ineficiente. La tecnología requiere muchas veces de un esfuerzo mental
considerable. Después de la jornada laboral es mucho más difícil aprender nada,
simplemente porque estamos cansados.
Tampoco creemos
útil una formación intensiva pero puntual. Aprender durante una semana una tecnología
y no ponerla en práctica en años no tiene ningún sentido. Es un esfuerzo inútil
por desaprovechado.
Además, no
creemos en la posibilidad de aprender “todo”. Aunque es verdad que muchos
conceptos son universales, o aplican a muchos ámbitos, creemos que la
especialización es lo que diferencia al excelente profesional del simplemente
buen profesional. La multitud de detalles particulares de cada tecnología
impiden ser un experto en absolutamente todas las tecnologías, la formación
debe estar entonces enfocada a tu proyecto curricular.
Y, por último,
la formación no puede plantearse de forma exclusivamente reactiva (“necesitamos
tres programadores con conocimientos de Spring para dentro de dos semanas,
démosles formación”), pero tampoco de forma completamente proactiva (“como
tenemos un grupo de expertos en MongoDB debemos buscar sólo proyectos con
MongoDB”). Creemos que hay que abrir más diálogos referentes a la formación
entre la dirección, los departamentos comerciales y los trabajadores. Entre
todos podremos determinar cómo evoluciona el mercado y comenzar la formación
con la suficiente antelación.
Nuestro objetivo
es por tanto muy claro: queremos convencer a la dirección de que apueste más
decididamente por la formación, que invierta en ella. Porque queremos una
formación de calidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario